jueves, 18 de agosto de 2011

San Juan de Gaztelugatxe

He estado alguna vez que otra por la costa vizcaína y, como los sitios en los que he estado me han gustado mucho, el sábado pasado tocaba otro sitio del que me habían hablado pero que no había tenido la ocasión de conocer: San Juan de Gaztelugatxe, una ermita en un islote (unido al mar por un puente) a la que, según cuentan, asistían los pescadores de la zona a encomendarse antes de salir a pescar ya desde el siglo X, cuando se construyó la ermita, supuestamente por los templarios.

Como íbamos con algo de prisa (eso de despertarse tarde...), hicimos todo el camino hasta Bilbao por autopista y autovía, pero ya saliendo de Bilbao empezaban las carreteras reviradas. No muchos kms, eso si, pero una gozada las carreteras de la costa vizcaína. Al poco de pasar Bakio, en dirección a la ermita, hay un parking desde el que se puede bajar hasta el puente que une el islote con la costa, y desde el que ya se apreciaban unas vistas espectaculares:




Como era un poco tarde, fuimos directos a comer, algo ligero pero consistente:



Con energías de sobra, iniciamos el descenso hacia la base del puente, sin perder de vista la ermita.




Esta ermita fue atacada por el famoso pirata Drake, en el siglo XVI, primero, y al año siguiente por los herejes de La Rochelle, y viendo todo el entorno desde arriba se aprecia que realmente es un lugar estratégico, ya que se divisa toda la costa alrededor.


Si bien la ermita actual apenas tiene 30 años, que es cuando fue reconstruida tras un incendio intencionado, su aspecto sigue siendo imponente, sobre todo desde la base del puente.


Ahí es donde empieza la subida, con 231 escalones, y con varias cruces a lo largo del ascenso que señalan las distintas partes del Vía Crucis que se hace en varias romerías que realizan los habitantes de la zona.



En otras ocasiones otras personas subirán por aquí a expurgar sus pecados, pero para mí la subida consiste en la contemplación de los alrededores y el disfrute de los vientos frescos que sacuden la subida (que se agradece en verano, la verdad).



La tradición dice que al llegar arriba hay que tocar la campana de la iglesia 13 veces a la vez que se pide un deseo, pero entre que hay mucha gente y las vistas extasiantes, se me olvidó hacerlo, así que me quedé sin deseo :-( Creo que hay que visitar este sitio en otra época, cuando haya menos gente, pero aún así el descanso mirando al mar sentados arriba del todo fue una maravilla.

Antes de irnos, otro pequeño descanso junto al mar, bajo el puente, donde había colocadas placas en recuerdo de pescadores muertos mientras hacían su trabajo, así que vaya un recuerdo para todos ellos desde aquí.


Ya volviendo hacia el parking, me preguntaba porque el Vía Crucis era subiendo a la ermita, ya que la subida desde la base del puente hasta el parking es muchísimo más dura, por asfalto, con una pendiente bastante pronunciada y al sol, todo el rato al sol y sin brisa marina. Así que al llegar el parking, me chorreaban hasta las ideas. Menos mal que arriba había una arboleda con césped y pudimos descansar y secarnos el sudor ahí mismo, antes de volver a casa.

Sin duda un sitio que merece la pena visitar, aunque en otra época, a ser posible un día con olas importantes, porque el espectáculo de las olas chocando contra las rocas debe ser espectacular.

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